A la entrada del cole, a mano derecha, según se va al cielo, que diría Serrat, se encuentra Platero. Las maestras de Infantil estuvieron ayer colocando su figura, con sus mariposas, sus abejas... a la espera de que alumnado del Centro vaya cubriéndola mañana de ese algodón para llegar a ese Platero que es pequeño, peludo, suave...
Platero es pequeño, peludo, suave; tan blando por fuera, que se diría todo de algodón, que no lleva huesos. Sólo los espejos de azabache de sus ojos son duros cual dos escarabajos de cristal negro. Lo dejo suelto y se va al prado y acaricia tibiamente, rozándolas apenas, las florecillas rosas, celestes y gualdas... Lo llamo dulcemente: ¿Platero?, y viene a mí con un trotecillo alegre, que parece que se ríe, en no sé qué cascabeleo ideal.
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